Por: Elvira González.
Trenzados por el lenguaje, empatía, simpatía, complicidad, confesiones, amores ajenos, inalcanzables, a destiempo, prohibidos, inconvenientes, planeados o inesperados, brotaron de la misma tierra, sin imaginar sus caminos cruzando los hilos de diferentes colores, tejiendo como en un telar una novela con matices de una amplia gama, con pinceladas de amor, pasión y drama, bajo el manto de las estrellas acabaron expresando deseos contenidos, en cierta dosis por ellos, en otra, como el vino que se bebe de un solo sorbo para anestesiar la fábrica de latidos, e incentivar el olvido de los cuales solo pasaban por ahí, con señales de cubrir necesidades.
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